¿Quién daba por muerto al campeón de Champions?
Cuando al Madrid se le da por muerto es más peligroso. Sobre todo en Champions. El madridismo ha vivido otra noche europea de ensueño al remontar frente al París Saint Germain en la ida de los octavos y acabar ganando 3-1.
El rey de Europa se enfrentaba con el candidato al trono. El castillo Bernabéu estaba engalanado como en las grandes noches europeas. Los caballeros de la mesa blanca, salieron al campo de batalla convencidos de que había que golpear a los franceses.
El Real Madrid hizo la primera falta a Neymar para que supieran en que terreno jugaban y contra quien y, ya de paso, dieron el primer ataque sobre la portería rival. La presión del equipo de ZIdane era tan asfixiante como imposible de mantener durante muchos más minutos.
Cuando el Real Madrid aprieta así en su casa es sinónimo de que al menos un gol caía. Salvo esta temporada. Este curso cuesta mucho más abrir la lata. No se había cumplido la media hora y en una contra Marcelo habilitaba a Cristiano Ronaldo para que se jugara el mano a mano frente al portero rival. No fue capaz de cambiar el cero a cero que reinaba en el marcador por culpa del rostro de Areola que se llevó la peor parte al parar el balón con su rostro.
La ocasión del balonazo en la cara, venía de una jugada individual de Neymar en la que acabó liándose más de lo normal con el balón en vez de tirar a la portería de Navas. Cada vez que el jugador brasileño entraba en contacto con el balón la velocidad de la jugada se encendía, y provocaba miedo en los defensores blancos. Neymar atraía tanto que siempre que él participaba se quedaba alguno de sus compañeros libre de marca.
Y así llegó el primer gol de la noche. Era el minuto 33 cuando Mbappé montaba un contraataque por la banda derecha. Su centro al área buscaba a Neymar. Entre Nacho y el propio Neymar desviaron el balón lo justo para que se quedara suelto en la frontal para que Rabiot marcara a placer.
Volvieron las pesadillas del Clásico.
La diferencia es que el PSG no es el Barça y así se noto en los errores como el de Lo Celso antes de llegar al descanso. El argentino le puso las manos en el hombro a Kroos y el alemán cayó en el área. Penalti claro. Cristiano no perdonó y empató el partido con su gol número 100 en la Champions League.
Tras el paso por los vestuarios el Real Madrid seguía estando en un completo subidón. Los parisinos también querían demostrar mucho y el partido se volvió un intercambio de golpes desde el minuto 50.
El primero en mover el banquillo fue Emery en el 65’ al introducir a Meunier y retirar a Cavani. Zidane haría lo propio tres minutos después al retirar a Benzema y dar entrada a Bale.
El movimiento de Unai Emery permitió a los franceses hacerse con el control de la posesión arrinconando al Real Madrid en su área que lo único que podía hacer era sacar balones fuera porque ya no había fuerzas suficientes. Los años pesan y Zidane tardó en dar entrada a frescura y juventud. Entraron Lucas Vázquez y Asensio, se fueron Isco y Casemiro.
Con los dos españoles en el césped la inercia cambió por completo. Se hartaron a robar balones y volcaron el campo sobre la portería francesa. De las botas de Asensio nacerían las dos jugadas que dieron los goles de Cristiano, de remate con la rodilla, y de Marcelo. El gol del brasileño en el 86 revolucionó un Bernabéu que estaba ansioso de disfrutar con una noche como esta.
El club más laureado de la Liga de Campeones lograba su victoria 250 en la historia de la máxima competición continental. Ahora hay que viajar y sufrir en el Parque de los Príncipes. La salvación de Zidane puede ser la pena capital de Unai Emery. ¿Al revés también?
Tras el paso por los vestuarios el Real Madrid seguía estando en un completo subidón. Los parisinos también querían demostrar mucho y el partido se volvió un intercambio de golpes desde el minuto 50.
El primero en mover el banquillo fue Emery en el 65’ al introducir a Meunier y retirar a Cavani. Zidane haría lo propio tres minutos después al retirar a Benzema y dar entrada a Bale.
El movimiento de Unai Emery permitió a los franceses hacerse con el control de la posesión arrinconando al Real Madrid en su área que lo único que podía hacer era sacar balones fuera porque ya no había fuerzas suficientes. Los años pesan y Zidane tardó en dar entrada a frescura y juventud. Entraron Lucas Vázquez y Asensio, se fueron Isco y Casemiro.
Con los dos españoles en el césped la inercia cambió por completo. Se hartaron a robar balones y volcaron el campo sobre la portería francesa. De las botas de Asensio nacerían las dos jugadas que dieron los goles de Cristiano, de remate con la rodilla, y de Marcelo. El gol del brasileño en el 86 revolucionó un Bernabéu que estaba ansioso de disfrutar con una noche como esta.
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